La Reanimación cardiopulmonar es la asociación de
- Ventilación artificial.
- Compresiones torácicas o "masaje cardíaco externo" (MCE).
La evaluación científica ha demostrado que no hay criterios claros para predecir con seguridad la futilidad de una reanimación cardiorrespiratoria. Por ello, recomienda que todo paciente en paro cardíaco reciba reanimación, a menos que:
- La víctima tenga una instrucción válida de no ser reanimado;
- La víctima presente signos de muerte irreversible como el rigor mortis, decapitación o livideces en sitios de declive;
- No se pueda esperar un beneficio fisiológico, dado que las funciones vitales de la víctima se han deteriorado a pesar de un tratamiento máximo para condiciones como el shock séptico o cardiogénico progresivos;
- También es apropiado abstenerse de intentos de reanimación en la sala de partos cuando se trata de un recién nacido con gestación menor de 23 semanas o un peso al nacer menor de 400 g, o que tiene una anencefalia, así como también en casos confirmados de trisomía 13 o 18.
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